Los testigos del Gólgota

Se trata de una declaración de personajes que participaron de la crucifixión de Jesucristo. Están frente a un juez imaginario, a quien hablan mirando al horizonte, detrás del público. Cada uno se justifica. Cada personaje es una representación de un elemento, no una persona. Por ejemplo un clavo.

El vestuario es con ropa común y corriente, pero preferentemente de color negro. La escenografía son sólo sillas.

Todos están presentes, todo el tiempo de la obra y entran a escena sólo poniéndose de pie. Terminada su parte salen.

 Acto I

Escena 1: El Madero

Madero:     Buenos días Señor, Juez. Mire…. Yo creo que esta gente no tiene idea. No sabe valorar las cosas. Tengo familiares en muchas  otras regiones de este mundo… cientos, miles, millones. Ah… cómo los envidio…climas húmedos, lluvias abundantes, gran follaje, siglos de vida.

Pero la suerte no es igual en todos lados. Es cierto que en este lugar, de clima seco y caluroso no es tan fácil sobrevivir y por eso somos escasos. Sí,  somos pocos. Es un ambiente difícil, pero eso mismo tiene un lado bueno, somos valiosos.

Algunos llegan desde otras tierras y otros acá somos los reyes.

Cierto mis amigos, soy,  un árbol, un madero;  ahora lo entienden…clima seco… valioso en un  desierto,  como este: Judea.

Sí, Sr. Juez, conmigo pueden hacer hermosos muebles, barcos, portales, vigas para el techo de casas y palacios. Según sé mis ancestros venidos desde  Fenicia adornaron el templo del gran Salomón….. qué maravilla!. Cuando era una semilla soñaba con el Líbano, palacios, cruzar los mares.

Mire Ud. señoría, yo he estado junto al hombre desde que dominó el fuego y hoy sin mí casi nada puede hacer, pero tenían que llegar los romanos y conmigo fabricar torres de asalto, arietes mortales, armas y esparcir guerra y muerte.  Mi abuelo dijo que al menos habíamos sido objetos de ingenio, pero una tortura, un suplicio….. Cómo se les pudo ocurrir… usarme a mí, a un valioso madero, a la sabia misma de un árbol, para  crucificar, yo sirvo para mejores cosas, no para transformarme en sinónimo de muerte.

¿Acaso no sirvo para mejor cosa… ser el colgadero de bandidos, moribundos y alimento de buitres y cuervos? Qué desperdicio!

(escucha una pregunta imaginaria)

No, yo no tuve nada que ver con esa muerte. Ni si quiera sé si era alguien importante. No yo no lo maté.

Escena 2: La espina

Espina:        Generalmente estoy acompañando flores hermosas. Conmigo deben tener cuidado. Soy  pequeña y aparentemente insignificante, pero yo y todas las mías somos capaces de producir mucho dolor si no ponen atención y cuidado.

La naturaleza es cruel….. pues soy simplemente la hoja de un arbusto resistente a la sequedad. Una espina. Y cuando andamos varias juntas y te acercas, hay, hay hay.

Podría ser tan solo eso, pero no, no es suficiente y los hombres han levantado toda una serie de expresiones y nos han estereotipado de tal forma que sólo se nos puede asociar con lo negativo: “si te portas mal, espinas y piedras habrá en tu camino”; “no hables de eso porque es un asunto espinoso”…..espinas, pinchazo, dolor, “dardos venenosos”; “ si la semilla cae entre espinos se ahoga  y muere” , o sea que soy además criminal. Bah!…. por lo menos nunca tengo sed.

Soy un fenómeno natural como tantos otros, pero perverso, maligno, amenazante……. Ja,  yo sólo vivo mi vida, pero aún así nos utilizan para el trabajo sucio.

¿Qué ponen en un lugar que no debe ser pisoteado?…. espinas

¿Qué ponen en algunas puntas de dardos?…. espinas

¿Qué utilizan para adornos exóticos?…. espinas

Claro, pero cuando quieren una flor, lo primero que hacen es cortarnos, y botarnos por inservibles. Se olvidan de todo y ni para calentar una hoguera dicen que servimos.

(espera unos segundos como escuchando una pregunta)

Perdón Sr. Juez, ja, ja, ja, pero eso fue lo más gracioso que me ha pasado, ja, ja, fue cuando a un ocioso se le ocurrió hacer con nosotros esa corona.

¿Se dan cuenta?…..Una corona!…. Si será estúpido… quedó todo magullado el pobre, se pinchó mil veces. Yo…..yo he sabido de coronas  de oro, con incrustaciones de plata, diamantes, zafiros, perlas, coronas majestuosas, hermosas, brillantes, maravillosas, pero una corona de espinas…. Hay que ser muy iluso.

Cuando se ha visto que yo sea utilizado para tal dignidad!! No lo entiendo.

Con todo respeto, Sr. Juez, yo y los de mi especie producimos dolor, no honor. Somos feas, sí feas….no tenemos problemas con eso, pero qué belleza podría haber en una corona de espinas?…. nosotras podemos proteger rosas, pero no hacemos que se vean bonitas…. Dolor… ningún honor….

(espera en silencio unos segundos)

Sí Sr. Juez. Me acuerdo del hombre por el que pregunta. Fue a quien han puesto la primera corona de espinas de la historia, pero ya estaba mal cuando intervine, mis pinchazos no fueron tan graves. …..exacto. Yo no lo maté.

Escena 3: El Clavo

Clavo:                  Firme.  Duro. Poderoso.

Sr. Juez, cuando me descubrieron cambiaron las edades del hombre. El cobre y el bronce se inclinaron ante mi aparición. Hoy no hay nada que se haga sin mí,  no hay guerra declarada sin tomarme en cuenta. Hoy mi   nombre incluso es utilizado como adjetivo de fortaleza: “mano de hierro”, dicen,…. ”Corazón de hierro”.

Al principio el hombre pensó en múltiples usos, pero todos llenos de poder y fuerza. Luego  hicieron utensilios capaces de romper la piedra y atravesar la madera como si fuera papel.

Gracias a mí se sostienen muebles, artefactos, cajas, vigas, carros, techos y otros extraños usos.

Dureza, firmeza, manufactura, espadas, bisagras, un clavo. Nadie me resiste. Incluso……

(es interrumpido abruptamente)

Escena 4: La discusión

Martillo:     Yo soy un martillo!. Y cuando se le ocurrió al hombre, colgar a un hombre de un madero y usarme a mí para afirmarlo pensé: ”Algo nuevo, el pobre no va durar”.

Fue una sensación extraña, atravesar piel, carne, romper huesos y sentir la sangre  bañando mis paredes…. Fue raro, pero lo disfruté, no es que yo lo haya matado, yo sólo hacía mi trabajo.

Clavo:        Ve, Sr. Juez…. No lo hice solo. A mi empujaron. Sólo reconozco que me gustan las cosas nuevas.  Un clavo que te atraviesa madera y une un palo con  otro….. mmmmm, palo es firme, unión es fuerza. Clavar a un hombre me dio aún más placer, Ja, Ja , ja… porque  a éste le dolió… dolor, fragilidad, humillación y muerte. Resulta entretenido.

 Martillo:  Sí, Sr. Juez, estuve allí y puedo asegurar que sufrió el hombre…. Quise decirle que lo sentía, pero era sólo mi trabajo, los romanos crucificaron a miles….. y estuve allí pero no soy el responsable.

Madero:     ¿Y tú quién eres?

Manto:       Yo soy un manto púrpura….. (mira hacia un costado)…. ¿Y tú?

Niño:          Bueno, en realidad yo represento…….

Todos:        Y a quién le importa! (gritando y con desinterés)

Martillo:     Yo soy un maso….eh, un martillo, entiendes?

Niño:          Yo soy…

Todos gritan:       A quién le importa!!!

Madero:     Y se puede saber qué hacía un manto púrpura en el Gólgota?

Manto:       No sé. Lo único que me interesa es que los soldados  me jugaron a los dados. Fue indigno. Mi lugar es en los palacios, adornando los hombros de reyes, no un cerro polvoriento cubriendo a un hombre flagelado. Quedé todo manchado de sangre. Al menos salvé entero.

Martillo:     ¿Entonces quiere decir que también lo ayudaste a morir?

Manto:       Nada, ni si quiera pude hacer nada, si apenas lo toqué el pobre cayó al suelo bajo mi peso.

Espina:       Yo te ví. Yo estuve allí en esa ocasión. Fue todo muy raro, muy extraño.

Martillo:     Yo también lo recuerdo. Hubo un terremoto, se oscureció. Me dejaron  en el suelo y terminé mojado. Casi me oxido.

Clavo:         Ja, Ja…….un martillo oxidado, me habría gustado verlo.

Martillo:     Qué te crees?….. si eres un simple clavo. Yo soy un martillo y si no fuera por mí,  tu no llegarías a ninguna parte.

Madero:     Lo recuerdo bien, es cierto. Hubo tinieblas y  Ja, ja!…. Los valientes romanos temían como gallinas.

Espina:       Fue muy diferente. He sabido que ha sido la única vez en que hubo una corona como nosotras.

Clavo:         Corona, qué arrogante!…..fuiste tan importante que ni siquiera se sabe qué hicieron contigo después del suplicio.

Manto:       Yo creo que se deshicieron de la evidencia. La tortura fue grande, tal vez murió desangrado por tus púas.

Espinas:     Claro, yo tengo la culpa verdad?..y qué me dicen de los clavos en las manos y pies?

Niño:          Puedo decir algo?

Todos:        No!!! , calla, quién eres?…silencio..!!!

Escena 5: La humanidad

Niño:          que no saben que yo debí estar en lugar de aquel hombre?

Manto:       Qué!!!….. o sea fue tu culpa?

Niño  :        Yo soy la humanidad !..(con énfasis) y fui yo quien debió estar en esa cruz!. Cada cual debía pagar por su propio pecado.

Clavo:         ¿Y nos culpan a nosotros?

Humanidad:         Silencio !! …… Ese hombre murió en mi lugar. Y ustedes son testigos de ese hecho. Es más,  ustedes ayudaron a que sufriera…

Martillo:     Claro, ahora nos incriminan a nosotros y …..

Niño:          Sr. Juez….. en realidad no fue por culpa de alguien…, en el fondo fue por amor. Por gracia, un regalo de Dios…. No lo entiendo, pero así es.

Madero:     Ahí está y Uds, con su arrogancia, vanidad,  egoísmo y la maldad, no reconocen nunca tal hecho, sino hasta cuando encuentran a quien culpar. ¿Por qué no aceptan el hecho? ¿Por qué no creen que fue cierto?…todos fuimos testigos… pero la humanidad sigue responsabilizándonos a nosotros.

Espinas:     Entonces Sr. Juez…. Creo que nosotros no tenemos nada más que decir ni hacer acá en este caso. Nosotros no fuimos, la culpa es de otros. Con su permiso yo me retiro. (sale muy segura y tranquila)

Manto:       Sr. Juez, si Ud. se da cuenta, yo soy víctima de esta situación…. todavía estoy manchado de sangre. Espero una reparación. Ahora, me disculpan pero me voy. (sale apurado)

Martillo:     Y tú qué vas a hacer?…

Clavo:         Claro. ¿Quién era el que no servía para nada sin el otro?. ¿Por qué me preguntas?.

Martillo:     No lo entiendes?  (mira al Juez)  Sr. Juez, nosotros nos vamos. Fuimos utilizados. De hecho, sin una mano que me use, no soy más que un objeto inerte. A quien hay que seguir interrogando a es a otro. (mira al niño)  Esperamos no hablar más de este asunto. Con su permiso, adiós. (salen Martillo y Clavo, muy amigables)

Madero:     Ahora entiendo. Y por este suceso, cada vez más la gente hace cruces de madera. Adornos, tumbas, pareciera que no recuerdan que fui un instrumento de tormento y dolor.  (mira al Niño) Por qué no aceptas la realidad?. Fue por ti. Tal vez Dios te perdone. (Toca el hombro del Niño y sale lentamente)

Escena 6: Perdón

Niño:          Oh Cristo, perdónanos…..no te hicimos daño ese día como ellos, pero cada día sufres porque te ignoramos, porque no te obedecemos, porque te olvidamos. Gracias por tu sacrificio de amor y perdón.

Sr. Juez, cierre el caso. En verdad nosotros, la humanidad, somos los responsables aunque la condena la cargó Jesús en sus hombros.

Este caso es único en la historia. Cientos de miles se pueden salvar por la muerte de uno solo. Y sabe Sr. Juez?, aquí faltó un testigo. Sí, faltó la piedra del sepulcro. La piedra removida!. Ella y quienes hoy lo creen, pueden atestiguar que Jesucristo se levantó de la tumba.

Sr. Juez , el único que ha muerto en este caso……… en verdad hoy está vivo.

(no deja de mirar al Juez, y sale tranquilo)

 FIN

MHV/SHS 2010

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